miércoles, 19 de mayo de 2010

Ramón Gallegos, primera parte

El encuentro con una visión holista, alternativa y trascendente de la realidad se remonta a mi infancia en California en los años sesentas. Nací en Baja California y pase mis primeros años viviendo un tiempo en Tijuana y otro en Los Ángeles, en la zona que fue la cuna de la contracultura mundial, origen de los hippies y punto de expansión de la filosofía oriental en occidente. Para muchos California representaba la sociedad futura, se decía que si querían saber como iba a ser el mundo en 50 años vieran como era California, una sociedad abierta a todo, donde la historia y el pasado importaban poco o nada y el interés estaba concentrado en el ahora, en el momento existencial en el que ocurrían las cosas. Fue en este lugar donde el materialismo, la razón y el ateísmo es decir la modernidad sufrieron quizás su primera critica significativa desde una posición tanto postmoderna como transmoderna. La contracultura de los sesentas rechazaba el materialismo y la modernidad y abogaba por un nuevo mundo mas humanizado que se reconectara nuevamente con la esencia ultima del kosmos, después de siglos de represión en occidente, el espíritu volvió a asomarse en los sesentas.


 

Este ambiente postmoderno y transmoderno al mismo tiempo marco una nueva época en la historia de occidente y fue muy importante para mi porque sintonizaba completamente con mis necesidades espirituales, desde niño sentía y me atraía fuertemente un anhelo natural de trascendencia espiritual, la contracultura era afín a este anhelo por lo que me sentía totalmente adaptado al movimiento, me sentía en mi mundo, un mundo que proclamaba amor y paz y la reconciliación de todos los seres humanos, asimile este mensaje y mi niñez fue una aventura maravillosa de espiritualidad libre en un ambiente lleno de significado sagrado.


 

Una serie muy profunda de experiencias espirituales infantiles habían aumentado mi interés por la espiritualidad aunque habían mermado mi salud física al grado que necesite asistencia medica, una noche llame a gritos a mi madre para que viniera a ver a un niño que me hablaba y me pedía que me fuera con el, mi madre me decía que no había nadie en la habitación pero yo insistía en la presencia de un niño que se iba elevando al cielo y me llamaba para que lo acompañara, mi madre me abrazo y me calmo, se quedo conmigo hasta que me dormí, a la mañana siguiente escuchamos llorar a la vecina, llego a nuestra casa y entonces supimos que durante la noche su pequeño hijo había muerto, mi madre quedo impactada. Ese y otros hechos similares hicieron que mi madre derramara sobre mi un cuidado muy especial, me atendiera y me hiciera sentir un niño amado, la visita tiempo después de una mujer que se anuncio como vidente redoblo los esfuerzos de mi madre por cuidarme y protegerme, el amor de las madres mexicanas por sus hijos es una característica muy valiosa de nuestra cultura y yo sentí el beneficio de ello.


 

No recuerdo cuando empezó mi anhelo espiritual, creo que nació conmigo porque no recuerdo una etapa en mi vida que no lo haya sentido, desde muy pequeño pensaba mucho en dios y dialogaba con el, me gustaba meditar, observar el cielo y las nubes, experimentar el silencio y el susurro del viento y entonces un sentido de bienaventuranza me abrazaba y me llenaba de alegría, sentía la presencia de lo divino, sentía una conexión con lo trascendente. Pero extrañamente aunque mi familia era católica e íbamos todos los domingos a misa y teníamos las imágenes cristianas habituales de todo hogar mexicano sentía una atracción muy grande por la espiritualidad oriental, la sentía muy natural, muy interesante y muy profunda, para mi era totalmente compatible con las enseñanzas originales de cristo hacia quien sentía una gran devoción, además ya se rumoraba que en sus años perdidos había estado en la India y Egipto en escuelas de misticismo. Estas experiencias infantiles hicieron que concibiera una relación natural entre la espiritualidad y el conocimiento del mundo, mi visión de las cosas quedo espiritualizada para siempre, físicamente vivía en la modernidad pero mi conciencia era transmoderna, sentia que sin espiritualidad no tenia nada, sin espiritualidad el mundo era un lugar sin sentido, afortunadamente para mi estaba creciendo en un ambiente contracultural que honraba la espiritualidad.


 

En los años sesentas en California broto por primera vez el interés por una nueva visión del mundo, por nuevos paradigmas del conocimiento y por una educación con rostro humano que no estandarizara a los seres humanos si no que les permitiera desarrollarse con libertad sobre la base de sus necesidades e intereses particulares. Un hecho clave que ayudo a la búsqueda de visiones alternativas del mundo fue el sufrimiento humano generado por la guerra de Vietnam que nos toco vivir de manera muy intensa, el gobierno de los Estados Unidos decidió entrar en la guerra pero nosotros los mexicanos pusimos muchos de los muertos, la cantidad de combatientes chicanos caídos en esta guerra fue enorme. En ese tiempo vivía en el este de los Ángeles con mi familia y en el vecindario chicano flotaba un ambiente de tragedia y dolor, no había una cuadra donde no hubieran perdido a alguien, era costumbre cuando alguien moría poner una bandera en las casas, estas simbolizaban la muerte y la perdida de lo que más amábamos lo que creaba una atmósfera de mayor sufrimiento, desconcierto y necesidad de respuestas existenciales y espirituales. Recuerdo la manera como se multiplicaron en esa época los lisiados, los suicidios y los locos. La gente clamaba por el fin de la guerra y este anhelo se reflejaba en la música de la época, muchas canciones hablaban sobre el fin de la guerra, la importancia del amor, la fraternidad universal, el sentido de la existencia, la necesidad de una meta espiritual o la naturaleza humana, como aquella que decía: "todos somos polvo en el viento".


 

En las universidades, principalmente en la de Berkeley y Los Angeles (UCLA), se genero un gran movimiento por la paz, por radio y televisión se escuchaban los reportes de las grandes manifestaciones pacifistas y sus reclamos por el fin de la guerra. Una de las bases militares más activas en ese tiempo era la base naval de San Diego, la autopista a los Ángeles que recorría frecuentemente pasaba a un lado de ella y uno podía ver los impresionantes portaviones nucleares de la marina norteamericana con sus grandes cañones y jets de combate, la imagen era tan sorprendente que parecía irreal, tanto esfuerzo humano invertido para construir una maquina para matar masivamente seres humanos, al lado de este despliegue militar de muerte estaba el despliegue humano por la vida y la espiritualidad de la contracultura, como un niño que estaba asimilando la visión de su mundo occidental me sentía sorprendido por estas dos visiones tan diferentes que cotidianamente me encontraba en lo publico y en lo privado. La guerra de Vietnam era un tema cotidiano en la escuela que los profesores comentaban con nosotros, este interés era alimentado cuando llegaban los cuerpos de combatientes chicanos muertos, siempre concluíamos en la necesidad de la paz y de un nuevo mundo. En este ambiente el lema "amor y paz" se convirtió en una símbolo de la época, el estar tan cerca del horror de la guerra hacia que este lema tuviera mucho sentido, la guerra impulsaba su contrario la paz, guerra y paz era algo que estaba en boca de todos, fue en este ambiente como en esa época escuche por primera vez el concepto de amor universal y broto la convicción profunda que sin espiritualidad no tenemos nada.

Una experiencia muy importante para mi fue mi encuentro cuándo era niño con la filosofía oriental que en ese tiempo tenia una gran presencia en California y que me hizo darme cuenta de las diferentes visiones del mundo que existían, crecí en un multiculturalismo que me enseño a ser abierto y comprender que existían diferentes formas de percibir la realidad. En California había gente de todo el mundo, era un lugar cosmopolita y me gustaba conocer niños y gente de diferentes países así como de diferentes religiones. Un día durante una visita al centro de los Ángeles caminando por las calles me encontré de frente con un grupo de cantantes krishnas, la experiencia era tan inusitada que me dejo pasmado, era algo tan diferente a todos mis referentes de realidad que era como si estuviera viendo por primera vez a seres extraterrestres, todos eran norteamericanos de piel blanca, el corte de su pelo solo con una pequeña trenza era rarísimo para mí, la marca en el entrecejo y la ropa oriental anaranjada completaban el cuadro, su música estaba llena de devoción religiosa y aunque yo no comprendía exactamente lo que significaba todo eso sentía que era un elemento mas de la diversidad cultural en la que vivía, el espectáculo le parecía tan interesante y novedoso a mi mente infantil que permanecí un buen rato observando sus cantos y bailes ante la mirada enfadada y escéptica pero siempre tolerante de mi madre, los seguí viendo y disfrutando por años del espectáculo que ofrecían. Después leí un poco sobre ellos y supe que Baktivedanta Swami Praupada, un hindú, acababa de fundar el movimiento mundial para la conciencia de Krishna en los Estados Unidos y que Krishna Había sido un personaje de la India milenaria, un Mesías, un profeta, una encarnación divina, alguien anterior a Jesús que finalmente también se le consideraba un dios o más bien la suprema personalidad de dios, la gran duda que dejo sembrado todo esto a mi mente infantil fue: ¿entonces Jesús no fue el único Mesías?. Mientras el cristianismo asume que solo ha habido una sola encarnación divina, el hinduismo acepta múltiples encarnaciones divinas, lo que le evita muchos problemas y le permite convivir pacíficamente.


 

    Como producto del espíritu de la época mi casa estaba llena de libros de filosofía oriental, literatura universal y política, la lectura de la novela de Herman Hesse Sidartha cuando tenia seis años y estaba en primero de primaria me introdujo al budismo que inmediatamente me fascinó, aunque obviamente no entendía todo lo que significaba me dejo un aroma, un mensaje, una orientación hacia lo trascendente que encajaba con algo dentro de mi. Unos años después leí el libro la "Filosofía Perenne" de Aldous Huxley lo que afirmo mas mi concepción de una espiritualidad universal abierta, la existencia de un núcleo original de enseñanzas espirituales que están en la base de las grandes religiones, este núcleo común se le conoce como Filosofía Perenne.


 

Subsecuentemente seguí leyendo sobre budismo y las imágenes del buda que algunos usaban en la contracultura se me hicieron familiares, el ambiente de California estaba lleno de filosofía oriental y el hecho de que algunos profesores universitarios y académicos de gran prestigio la respaldaran y recomendaran hizo que se diseminara rápidamente, también influyo la relación que establecieron los Beatles con el Maharishi Mages Yogui pues la Meditación Trascendental se propago con gran éxito y el interés por la filosofía oriental y el yoga en sus diferentes versiones creció como nunca. Académicos como Aldous Huxley, Huston Smith, Jacob Needleman, Ram Dass (Richard Alpert) etc, habian abrazado una visión de la realidad que incluía de manera central la espiritualidad oriental, ellos señalaban la valides de la experiencia espiritual y la necesidad de que occidente se abriera a la filosofía perenne, su mensaje era claramente una critica a la mente moderna que se caracteriza por ser totalmente antimetafisica, antiespiritual y antitrasendente. Especial impacto tuvo el activismo de un profesor de psicología de la Universidad de Harvard llamado Richard Alpert quien abandono la universidad se cambio de nombre, dejo las aulas universitarias y se dedico a difundir la filosofía oriental a través de una vida compasiva y de conocimiento transpersonal del Ser, este legendario profesor llego a conocerse mejor como Ram Dass, su influencia desde los sesentas hasta la fecha ha sido enorme.


 

También en esa época recibí la influencia de liderazgos políticos novedosos que surgieron en esa región tan creativa, especial importancia tuvo para nosotros el liderazgo de Cesar Chávez quien fundo los sindicatos de los trabajadores agrícolas mexicanos, que carecían de derechos laborales y humanos y eran explotados y discriminados por los empresarios estadounidenses, me sentía identificado con el movimiento chicano de la "raza" y su lucha por terminar con la discriminación que sufrían los mexicanos que vivían en California. En realidad había un movimiento histórico de resistencia cultural y política, muchos veían que California era mexicana pero estaba ocupada por los estadounidenses, la esperanza de que un día volvería a ser parte de México no se perdía a pesar de la indiferencia de las autoridades de Estados Unidos y de México, ya en el siglo XIX habían existido movimientos de resistencia, encabezados por caudillos que los angloamericanos habían descalificado como bandidos, no eran bandidos sino gente que quería defender a sus familias del despojo de sus tierras y propiedades. En los sesentas la comunidad chicana estaba olvidada por el gobierno mexicano, así que surgían liderazgos locales para luchar por los derechos de los mexicanos, así fue como Cesar Chávez llego a ser una figura muy representativa en ese tiempo que estimulo en mi el anhelo por la compasión universal, porque seguía el principio de "Ahimsa"o camino de la no violencia que había tomado de Ghandi, su política era la resistencia pacifica, el dialogo y la reconciliación, lo veía como un genuino Bodhisatva, como el Bodhisatva de la gente mexicana y concluía que estos seres espirituales elegían renacer principalmente en culturas oprimidas para aliviar el sufrimiento de la gente necesitada. Esta idea de que el Bodhisatva surge principalmente de entre la gente mas lastimada era reforzada por mi conocimiento en esos años de Martín Luther King y el Dalai Lama, que también eran lideres de comunidades oprimidas. La política de todos ellos era transpartidista, en su practica combinaban política con espiritualidad, esto era posible por el alto nivel de conciencia que poseían, lo que les permitía disolver conflictos, mantener el dialogo y propiciar la reconciliación. Cesar Chávez, Martín Luther King y Dalai Lama forjaron en aquellos años un nuevo paradigma de hacer política de un nivel tan genuino, honesto e integral que hoy es el modelo al que aspiramos para hacer realidad una sociedad sustentable.


 

Dentro de la opulencia económica de la región californiana donde uno podía ver cotidianamente autos Ferrari, Jaguar, Porche, Cadillac, Lincon, etc., de los muchos millonarios que existían también había lugar para encontrarse con la pobreza extrema y la desesperanza. A Tijuana llegaba una gran cantidad de emigrantes mexicanos del centro del país que buscaban cruzar la frontera para aliviar su situación económica, aunque era muy pequeño pude observar a gente que tenia días sin comer, gente sin dinero, totalmente desorientados, llenos de miedo que estaba en los limites de la subsistencia, muchos no tenían conocidos ni familiares y casi nadie de ellos sabia hablar ingles. Recuerdo los rostros de muchos de ellos llenos de miedo y mortificación, sentía mucha lastima y pena de verlos en esa situación, mi mente infantil fantaseaba que ese problema podría terminar si los millonarios que veía en los campos de golf dieran algo de su dinero. La gente mexicana en Tijuana era sumamente compasiva y siempre estaba ayudando a esta pobre gente, este es un dato que ahora me llama la atención, la actitud abierta, sincera y humana de la gente de Tijuana, ver la tolerancia y respeto por los emigrantes que paseaban por nuestras calles fue una gran enseñanza, nunca nadie protesto por eso, ni se les echaba la culpa por los problemas propios de Tijuana, se aceptaba y se ayudaba de buen corazón en la medida de las posibilidades de cada cual. Aprendí a ver la movilidad social como algo natural, el cambio, la adaptación y mirar al futuro era parte de la educación de los niños de la frontera, nuestra sociedad fronteriza no era estática, no estaba petrificada en el tiempo, no estábamos encadenados por tradiciones, me gustaba por abierta y trabajadora, la idea de llegar a ser mejores y progresar en todos los sentidos era visto como algo natural, algo deseable, algo bueno.


 

Una mañana de los sesentas me encontraba sentado con mi madre en la limpia y hermosa estación del tren en San Diego para viajar a Los Angeles, cuando de repente a mi lado se sentaron unos hipíes, eran afectuosos, amables y sencillos, me miraban con cortesía y bondad haciendo la señal con los dos dedos de "peace and love", vestían huaraches, pantalones de mezclilla y camisas psicodélicas, hablaban de música y sobre el sentido de la libertad, subimos todos al tren y nos sentamos muy cerca, lo suficiente para vernos y oírnos mutuamente durante todo el trayecto, ellos también me observaban constantemente con curiosidad, durante el viaje recordé los numerosos encuentros que había tenido con ellos a ambos lados de la frontera, en la avenida revolución en Tijuana, en el centro de Los Angeles y ahora en el tren en San Diego, estos encuentros siempre fueron positivos y me quede con una imagen muy agradable de ellos, eran gentes muy pacificas y amigables, casi todos eran anglosajones aunque también había chicanos y algunos mexicanos que se les habían unido. Por mi parte trataba de conocer mas sobre su búsqueda existencial y espiritual, de alguna manera sentía su enfado por la sociedad materialista y compartía su necesidad de una nueva visión del mundo, ese viaje junto a ellos combinado con el hermosos paisaje californiano fue una experiencia infantil extraordinariamente bella y espiritual que siempre ha recordado con gratitud. El movimiento hippie nos impacto a ambos lados de la frontera, fue un movimiento de resistencia sumamente creativo y original contra la sociedad de consumo y las preocupaciones puramente económicas de los gobiernos, en ese sentido la época actual es mas conservadora que los sesentas, en aquel tiempo los niños y jóvenes pensaban en ser libres y felices, hoy solo piensan en la profesión y el dinero que les va a redituar, no es que sean cosas contradictorias, pero sin libertad y felicidad es difícil ser un buen profesional y tener prosperidad económica honesta. El movimiento hippie se desgasto y termino, el consumo generalizado de drogas fue un factor negativo del movimiento que termino con la vida de muchos de ellos, lo que siguió en los setentas ya no tenia casi nada del movimiento original, los sesentas mostraron al mundo la necesidad de mirar al espíritu humano y humanizar la sociedad.

    

A fines de 1970 cuando estaba por cumplir once años mi familia emigro a Guadalajara, los horrores de la guerra de Vietnam habían hecho que mi madre tomara la decisión de cancelar nuestra emigración definitiva a Estados Unidos, tenia temor de que si continuaba nuestra naturalización estadounidense mis hermanos mayores fueran llamados a la guerra y en un futuro también yo, ella rechazaba totalmente la guerra y mas la idea de que sus hijos participaran, así que con estos años maravillosos de experiencia infantil contracultural californiana, viaje con mi familia por primera vez al centro de México, a Guadalajara, donde empezaría un nuevo capitulo de mi encuentro con la trascendencia y la base divina.

Ramón Gallegos, Guadalajara.

Ramón Gallegos, segunda parte

    En 1977 contaba con 17 años de edad y estudiaba en la preparatoria de Jalisco de la Universidad de Guadalajara, al igual que otros jóvenes de la época estaba lleno de preguntas fundamentales sobre las circunstancias de mi vida y sentía una gran necesidad de orientación y esclarecimiento sobre el mejor rumbo que debía seguir mi existencia, estas y otras inquietudes desafortunadamente no encontraban eco en el currículum académico de la preparatoria, muchos sentíamos que las cosas verdaderamente importantes y urgentes de nuestra vida no se analizaban en la escuela, los asuntos que nos preocupaban y necesitábamos aclarar no eran tema en el salón de clases, los profesores eran totalment inconscientes de nuestras necesidades, metas y prioridades humanas, estaban totalmente condicionados por los contenidos curriculares teóricos y su compromiso se reducía a transmitir un conjunto de información académica, fuera de eso no encontraban otra cosa que fuera parte de su trabajo, no veían un motivo por el cual debieran establecer un dialogo sobre nuestras vidas humanas, nuestras vidas simplemente no eran importantes, lo único importante era que contestáramos correctamente la prueba escrita estandarizada de cada semestre llamada examen, solo éramos un numero, una estadística, un recipiente a llenar de información, la educación se reducía a un entrenamiento de la racionalidad instrumental, un reduccionismo a lo académico, a lo cognitivo, a lo disciplinar, era una educación desconectada de la vida real, de la vida tal como la vivía, era una educación árida, deshumanizada, irrelevante, la típica educación mecanicista que todavía hoy prevalece en la mayoría de las escuelas, donde el ser humano como tal simplemente no existe. En este ambiente educativo mecanicista vació de significados, clamaba por encontrar un espacio esclarecedor que llenara de sentido trascendental mi vida y me permitiera continuar mi camino espiritual.

    

    A diferencia de mi infancia en California donde el ambiente contracultural me nutria significativamente el ambiente de la preparatoria de la Universidad de Guadalajara era irrelevante, conservador y mecanicista, no tenia encanto, era muy aburrido y estaba dominado por una filosofía materialista. La ideologización política que en ese tiempo la universidad trataba de implantar no se relacionaba con mi realidad y por lo tanto no me satisfacía en lo absoluto, no tenia sentido, la veía como artificial, patológica y ajena a mi naturaleza. En 1977 de los seis días que íbamos a la preparatoria uno lo dedicábamos a actividades de desarrollo de la comunidad, pero en realidad era un día en que recibíamos clases teóricas de marxismo, los profesores eran militantes de agrupaciones de izquierda radicales, que convertían la clase en un adoctrinamiento y donde no había derecho a replica o a exteriorizar los propios puntos de vista, las verdades marxistas eran incuestionables y si alguien se atrevía a dudar era tachado de imperialista, burgués o reaccionario esto se remataba diciendo que habíamos leído mal a Marx, el indicador de que habíamos echo una buena lectura era cuando ya no lo rechazábamos, leerlo bien era aceptarlo. El adoctrinamiento era muy grotesco y generaba un gran rechazo en los estudiantes. Para mi era una situación muy extraña, si bien había crecido en California en un ambiente multicultural y tolerante era ajeno a la idea de imponerles ideologías a otros cualquiera que estas fueran, me parecía algo violento y cruel, se violaba la libertad de las personas para decidir sus creencias, mi convicción era que ninguna universidad tenia derecho a imponer una ideología política única a los estudiantes, por otro lado sentía que la filosofía materialista de la universidad no satisfacían en nada mis necesidades de encontrar sentido existencial y guía espiritual genuina.

    La irrelevancia de la educación en la preparatoria con su visión del mundo sobrepolitizada, academizada y materialista hizo que siguiera buscando en otra parte respuestas a mis interrogantes existenciales más urgentes, así continué mi búsqueda espiritual que había iniciado en mi infancia. En 1977 Guadalajara se había convertido en un gran centro de movimientos espirituales alternativos que atraían a muchos jóvenes que no encontraban satisfacción en la visión materialista de la universidad ni en las visiónes dogmáticas religiosas, yo respetaba a ambas pero no me satisfacían, sentía que no eran para mí, había seguido leyendo filosofía oriental y recientemente también psicología, especialmente la obra de Erick From y Carl Jung, sus mensajes me parecían aceptables, sentía que por lo menos apuntaban en la dirección correcta.


 

Un día unos amigos de la preparatoria me invitaron a unas platicas que unos colombianos que acababan de llegar a México estaban ofreciendo, me dijeron que hablaban de filosofía oriental combinada con cristianismo y con los mitos de los chamanes indígenas de mesoamérica, que eran misioneros de una extraña religión y acababan de empezar su proselitismo en México aunque el jefe de todos era mexicano, en Guadalajara acababan de poner la primera escuela así que era algo muy novedoso, una noche asistí a las platicas de los misteriosos colombianos y descubrí que se trataba del movimiento gnóstico, entre el publico era notable la asistencia de adolescentes y jóvenes que buscaban desesperadamente un punto de referencia que ordenara sus vidas, tal era la necesidad de encontrar orden interno que ha muchos no nos importaba buscarlo hasta en los lugares mas fantásticos que se pudieran imaginar. Era claro para los jóvenes que estábamos allí que el impulso hacia la trascendencia no había sido reprimido por la ideología materialista, la iglesia católica, las discos que en ese tiempo estaban de moda, ni el hedonismo del placer de los sentidos. Si bien la sexualidad era sana y disfrutable no calmaba en nada la congoja espiritual de verme separado de lo divino, nada de lo que la sociedad ofrecía y que funcionaba con otros adolescentes para olvidar y reprimir la búsqueda de lo divino había funcionado conmigo, así que allí estaba, a mis 17 años buscando en este movimiento "New Age" alguna pista, algún claro, alguna luz que fuera una alternativa para abrazar a aquel Ser universal, aquel absoluto que había vislumbrado desde niño.


 

¿Que puede hacer un joven de 17 años en una sociedad materialista que rechaza al Ser? la respuesta es buscarlo en los espacios entrecerrados de dicha sociedad, así que junto con otros adolescentes empecé un encuentro con aquellos grupos que anunciaban ser una alternativa espiritual. Estuve un año conociendo las extravagantes fantasías y supersticiones de los gnósticos de los cuales me aleje rápidamente, después de lo cual inicie una larga peregrinación visitando y conociendo diferentes escuelas alternativas, entre ellas la Gran Fraternidad Universal, los rosacruces, los Krishnas, los católicos, los masones, los budistas, los taoístas, los médium, el cuarto camino, el tantra, el kundalini yoga, los ovnis, el tarot, la cabala, la teosofía, los chamanes, etc, etc, etc. Durante dos años de los 17 a los 18 me dedique a buscar en estos lugares orientación o apoyo sobre cual era mi identidad y así terminar con la insatisfacción que me embargaba. Toda esta sopa esotérica tan peligrosa que revuelve lo prepersonal con lo verdaderamente transpersonal se hubiera evitado, si en la preparatoria hubiera tenido un espacio humano donde los jóvenes pudiéramos conocernos a nostros mismos con la guía de una visión integradora, sentía necesidad y urgencia de indagar seriamente sobre el sentido de mi identidad profunda, pero la preparatoria no estaba interesada en la humano, era un espacio exclusivamente académico e instrumental totalmente deshumanizado que solo buscaba revestirnos con habilidades técnicas y cognitivas, solo veía la mitad del cerebro pero no el corazón humano.


 

Afortunadamente no me convencieron ninguna de las escuelas esotéricas que había conocido, hay una frase budista que dice "donde hay seres humanos encontraras moscas y budas", efectivamente donde hay grupos humanos se puede encontrar lo peor y lo mejor del ser humano, en estos lugares encontré muchos charlatanes, mucha gente ingenua, mucho desconocimiento de la gente que dirigía estos grupos, mucha gente que solo rascaba la superficie y buscaba distraerse con algo que fuera misteriosos pero sin interés profundo por la espiritualidad, pero también encontré algunos pocos buscadores espirituales sinceros y genuinos. En ese tiempo ya conocía lo suficiente para diferenciar si una enseñanza era seria o era una distorsión regresiva, una desviación de la genuina filosofía perenne, la necesidad de buscar en estos grupos se extinguió de manera natural y deje de visitarlos, pero al mismo tiempo se acrecentó mi sed espiritual por la verdadera trascendencia. Salí de esa etapa sin ningún daño, pero muchos de mis amigos quedaron atrapados en algunas de ellas abandonando la escuela o la familia y dañando tristemente su vida. Cuando un adolescente no encuentra asesoria educativa para ordenar su vida generalmente termina dañado, descarriado o perturbado, la formación académica que generalmente es lo que ofrecen las escuelas de nada sirve para encontrar sentido existencial, los contenidos académicos no pueden nuca revitalizar el mundo de vida de los adolescentes, este es un trabajo moral, emocional y espiritual que se tiene que realizar con una lógica totalmente diferente a la académica, la manera como uno reviste de sentido su vida es muy diferente a como se aprende física, química o cualquier otra asignatura académica. Algunos dicen que esto es tarea de las iglesias, yo creo que es tarea de una educacion integral laica.


 

En la preparatoria casi todos mis compañeros ya habían reprimido el impulso natural hacia la trascendencia, ya no eran concientes del Ser espiritual y vivían distrayéndose en las discos, fiestas, el sexo, la moda, la búsqueda de estatus o el poder, pero mi caso y el de unos pocos amigos era muy grave, esas distracciones que generalmente permiten a los jóvenes "pasársela bien" no me satisfacían suficientemente, asistía y compartía los momentos de diversión con mis amigos pero me quedaba muy claro que solo se trataba de eso, algo ameno y divertido pero no mas, después de eso la congoja espiritual por la trascendencia regresaba implacable, era un anhelo por el sentido trascendental que me quemaba por dentro, nada parecía calmarlo, ningún disfrute sensorial apagaba el ansia transpersonal, era un anhelo ardiente por lo divino, un camino que no me permitia apartarme de el ni descansar y me empujaba a seguir mi búsqueda como un sediento que busca desesperadamente agua, así me sentía yo, a veces mi anhelo espiritual era tan quemante que tenia que buscar una imagen, un lugar, un objeto, música o alguna otra cosa mística para calmarme, no me importaba de que tradición fuera, occidental u oriental, finalmente el ansia espiritual solo parecía resolverse en la quietud de la vivencia de la totalidad. Una vez un profesor de la preparatoria me dijo " aquí no somos hermanitas de la caridad, aquí somos científicos", pero el mundo de las iglesias no significaban nada para mi, conocía como funcionaban y sentía que no tenían ninguna relación con la experiencia que estaba viviendo, su legalismo y dogmatismo era insoportable para mi y no sentía en absoluto su necesidad. Sin espacios de apoyo y asesoria a mi búsqueda ya que ni la preparatoria, ni las iglesias, ni los grupos sociales, ni la familia tenían el espacio que necesitaba mi único punto de apoyo era yo mismo y las orientaciones que encontraba en una constante lectura que empecé a realizar sobre filosofía, psicología, misticismo y filosofía perenne. En esa época reflexione por primera vez sobre lo reduccionista, superficial y deshumanizada que era la educación, nos quitaba el corazón y nos convertía en cosa, pensé por primera vez que era necesario tener una nueva educación que atendiera la totalidad del ser humano para que floreciera en su totalidad, que atendiera principalmente los aspectos morales, emocionales y espirituales del ser humano y no se redujera a un entrenamiento académico y cognitivo que básicamente es absorber información técnica. Empecé a considerar una educación que se construyera sobre la relación humana donde el currículo fuera la vida tal como la vivimos, los jóvenes que florecieran en esta educación ya no sufrirían lo que yo había vivido.

    

    Pase cinco años de los 17 a los 22 como vegetariano, me refugie en una practica espiritual sumamente estricta que incluía hata yoga, meditación zen, ayunos intensos y estudio intensivo de filosofía perenne, con 1.85 mts de estatura llegue a pesar 69 kilos. A los 18 años ya había dejado los grupos esotéricos e iniciado un camino propio de autoindagacion, mi interés era exclusivamente la espiritualidad interior y universal no el esoterismo, lo paranormal o las iglesias, con la ayuda de la filosofía perenne había definido la espiritualidad como todo aquello que nos mejora como seres humanos, que nos hace mas autónomos, mas libres de dogmas y manipulaciones, mas maduros para responsabilizarnos de nuestros actos, mas accesibles para convivir y respetar a los demás y mas éticos para vivir con dignidad. Había asumido la responsabilidad de mi propia transformación espiritual, había obtenido el discernimiento de que el único responsable de mi camino espiritual era yo mismo. Intensifique mi practica meditativa formal a dos veces diarias, en la madrugada y por la tarde, cada dos o tres semanas hacia ayuno de fin de semana con lo cual mi sensibilidad aumentaba, mientras meditaba las campanadas de una iglesia cercana me recordaban que allá afuera existia un mundo que no debía olvidar.


 

La practica de la meditación zen se convirtió en mi camino para conocerme a mi mismo, sanar mi congoja espiritual e ir al encuentro de la base divina, además mi situación era incomprensible para que otros me ayudaran, el profesor me veía como cosa rara y se alejaba, el psicólogo interpretaba toda mi espiritualidad como pura ilusión y me pedía adaptación, el religioso me solicitaba que me declarara culpable y pidiera perdón, el esotérico me mandaba a extrañas regiones mágicas, etc., me quedaba claro que en realidad estaban peor que yo, que ninguno de esos lugares tenia respuestas sensatas para mi vida espiritual. Esta practica tan decidida obviamente trajo consigo sus frutos, lo primero fueron las típicas visiones y experiencias con sonidos, luces y sensaciones místicas, muchos sueños arquetípicos a los que Jung llama grandes sueños y otras cosas raras que generalmente asustan a la gente, la filosofía perenne señala que no debemos darle valor a estas cosas ya que más bien son una distracción del verdadero propósito, así que no les di ningún valor sino mas bien reconocí que podrían ser un peligro porque tienden a levantar la vanidad del meditador. Al margen de estas sensaciones que generalmente derivan del descondicionamiento de la mente empecé a tener momentos de paz sumamente esclarecedores, experiencias de bienaventuranza donde experimentaba una inefable sensación de bienestar global que a veces apenas podía soportar, mucha claridad y luz donde tenia la visión de que todo era perfecto. Me di cuenta entonces de la importancia de la paz interior, la verdadera comprensión solo viene cuando hay paz, la paz es el prerrequisito de la comprensión espiritual, si no hay paz el discernimiento no puede funcionar correctamente. En esos años la practica meditativa me proporciono la paz y la ecuanimidad necesaria para que mi conciencia tuviera una gran claridad y poder establecer orden interno, vislumbrar cual era mi verdadera naturaleza y mucha certidumbre interior que la vivía como seguridad en mi mismo.

    

    Desde mi abandono de los grupos esotéricos un grupo de amigos que había conocido en diferentes espacios me había seguido en mi decisión de un camino espiritual independiente, era un grupo de 10 jóvenes de entre 17 y 22 años que ya compartía conmigo mi concepto de espiritualidad, se convirtieron en mi grupo, mi shanga, mis hermanos espirituales, nos dirigíamos nosotros mismos, no teníamos una autoridad que nos mandara, era maravilloso tomar nuestras propias decisiones, nos reuníamos y dialogábamos libremente sobre diferentes temas espirituales, nuestro ambiente se completaba escuchando música clásica, cantando canciones de Joan Manuel Serrat , tocando guitarra y leyendo sobre filosofía perenne. En 1978 escribí una obra de teatro que titule la "Crisis del hombre" que trataba sobre como la humanidad se encuentra perdida en el laberinto de las ideologías que le prometen la salvación pero solo la manipulan, los personajes eran: el capitalista, el comunista, el religioso, el esoterista, el intelectual, la humanidad y un personaje blanco que representaba la voz del verdadero ser espiritual, la obra gusto mucho a mis amigos y se formo un grupo de teatro que represento la obra durante años, esto sirvió para unirnos mas ya que seguía siendo claro que el objetivo principal de estar juntos era ser una comunidad espiritual.

    

    En 1980 mis amigos y yo tomamos una decisión muy radical, abandonaríamos nuestros hogares y estableceríamos una comunidad espiritual más formal, así que rentamos una gran casa y nos fuimos ha vivir juntos para dedicarnos mas intensivamente a la practica meditativa, este experimento solo duro seis meses, pero fue un tiempo sumamente creativo, se produjo música, literatura, poesía, escultura, etc. Como casi no teníamos muebles todo lo hacíamos sobre el suelo, dialogábamos sobre el sentido de la vida, meditábamos juntos al lado del incienso de sándalo y la música oriental o clásica, varias veces los mas osados nos fuimos como mochileros a la aventura una vez hasta Tijuana, a veces la noche nos encontraba en la carretera pidiendo un aventón y disfrutábamos de la aventura y las cosas intrépidas, nuestras familias nos toleraban porque no hacíamos daño a nadie pero nos veían con natural preocupación. Para mí fue una época para resumir, reflexionar sobre ella, terminar con una etapa y comenzar con otra, fue un espacio muy importante para tomar decisiones sobre lo que seria el resto de mi vida. En ese tiempo viví el silencio como nunca antes y sentí que me simplifico, comprendí que la simplicidad es el resultado del verdadero conocimiento o sabiduría. A fines de 1980 el grupo se empezó a disolver, después de casi tres años de juntos reflexionar sobre nuestra vida espiritual llego el momento de concretar y sacar conclusiones, además ya habíamos crecido y dejado la adolescencia, éramos más maduros y nuevos intereses habían llegado, tomamos caminos diferentes y ya no los volvi a ver nunca mas. Por mi parte la espiritualidad se convirtió en la esencia de mi vida y trabajo, la necesidad de una educacion integral era fundamental.

    

    A fines de 1980 empecé a trabajar como profesor de educacion física en una escuela primaria y en 1981 ingrese a la facultad de psicología de la Universidad de Guadalajara, estos dos hechos marcarían el inicio de la construcción de mi obra educativa y filosófica madura. Mi ingreso a los 20 años al mundo de la educacion fue iluminador, mi encuentro con los niños primero y después con los adolescentes de secundaria fue sumamente gratificante y revelador y definió las bases de la educacion holista. Después de haber sufrido una educacion deshumanizada lo primero que hice con los niños de primaria fue tratarlos como seres humanos, escucharlos y respetar su dignidad, este simple acto genero un ambiente sumamente significativo. En la facultad mi encuentro con los positivistas representados por los conductistas me estimulo a trascenderlos y concretar una visión holista del ser humano que unos años mas tarde haría publica al establecer la Fundacion internacional para la Educación Holista, con ello iniciaría un movimiento nacional e internacional y una nueva etapa de mi encuentro con la espiritualidad universal.

Ramón Gallegos, tercera parte


 

Durante la década de los ochentas fui profesor en la secundaria de toluquilla, un lugar cercano a Guadalajara, allí me encontré con un sistema educativo que bloqueaba el desarrollo de los estudiantes y me dispuse a cambiar las cosas, enfrente el desprecio de los profesores por los estudiantes, el abandono de la escuela por las autoridades, el desgano generalizado por el aprendizaje, la falta de recursos de todo tipo y la apatía de todos los involucrados, la escuela era un desastre en todos los sentidos, el escenario era ideal para una intervención educativa holista que transformara la situación y devolviera la dignidad y el desarrollo a todos. Lo primero que hice cuando llegue fue tratar a los estudiantes como seres humanos, hablar con ellos y establecer un dialogo general que permitiera percatarnos de la situación y la necesidad de mejorar las cosas, genere circunstancias que los sorprendieran y les rompieran sus paradigmas de indiferencia atrayéndolos a poner atención en una nueva visión que fuera significativa, el propósito era avivar el ambiente, darle vida revistiéndolo de un nuevo sentido educativo para generar el gusto por el conocimiento, el ambiente fue cambiando poco a poco a través de introducir experiencias que permitieron que naciera una cultura del conocimiento, un compromiso de todos con el aprendizaje, un reconocimiento explicito del valor del aprender, paradójicamente la principal resistencia al cambio provino de los mismos maestros.

A pesar de que toluquilla en ese tiempo era una zona suburbana y muchos estudiantes trabajaban en el campo con un nivel de marginación notable el interés por el aprendizaje aun estaba presente en todos, esperando las condiciones adecuadas para desplegarse, por ello mi estrategia era crear una cultura integral del conocimiento que los envolviera y cambiara sus practicas sociales y escolares, así se hizo cotidiano la practica del teatro, la literatura, la música, los deportes, especialmente la lectura integral, es decir la lectura reflexionaba y comentada y también tomamos en nuestras manos los problemas de la escuela, estos problemas los usamos para aprender a resolver problemas y tomar decisiones, dos cosas en las que estaba especialmente interesado en desarrollar en los estudiantes, todas las semanas había actividad académica, cultural, social y deportiva destinada a nutrir nuestra cultura, fortalecer nuestra integridad social y profundizar nuestra identidad, de esta manera toluquilla se fue convirtiendo en una experiencia educativa maravillosa, el punto de encuentro de todos era el aprendizaje integral, no solo académico sino también social, emocional y ético – espiritual, porque la vivencia de los valores universales se encarnaron en nuestra comunidad, las barreras entre la secundaria y la comunidad se cayeron y se estableció una relación de colaboración que nos convirtió en una verdadera comunidad de aprendizaje, el desarrollo fue notable y de ser una secundaria marginada y abandonada sobresalimos en prácticamente todos los campos de la excelencia académica, deportiva, cultural y social. En esa época comprobé también los enormes beneficios de la practica grupal de ejercicios de visualización y de meditación en los estudiantes, pues aumentaban su capacidad de atención y concentración, en 1990 deje de trabajar en la secundaria.


 

En 1989 estudiaba la maestría en sociología de la cultura en la Universidad de Guadalajara, años antes había ingresado como profesor – investigador de tiempo completo en la misma universidad. En 1986 había estado como investigador invitado en la Universidad de California Los Ángeles (UCLA) donde había conducido un estudio sobre el papel de la religión en el proceso de emigración de los trabajadores mexicanos. La maestría fue un excelente espacio para organizar mi visión del mundo, era una maestría muy centrada en el tema epistemológico y en las diversas corrientes del pensamiento contemporáneo, era académicamente excelente, muchos de los profesores eran egresados o trabajaban en el Colegio de México por lo tanto tenia todas las características de este importante Colegio. Aparte de los clásicos, estudiábamos las diferentes interpretaciones de la realidad, incluido el pensamiento postmoderno que en ese tiempo estaba en pleno apogeo, autores como Foucault, Derrida, Loytard, Feyerabend, etc., eran cotidianamente comentados, aunque el marco general de la maestría y principal autor de referencia era Habermas y su teoría critica, especial atención dedicábamos al debate Habermas – Luhman sobre la diferenciación entre las esferas del sistema y el mundo de vida, la mayoría de los estudiantes de la maestría nos inclinábamos a favor de Habermas, la tesis de que la racionalidad instrumental no puede revitalizar el mundo de vida se convertiría mas adelante en un argumento central de mi propio pensamiento holista.


 

La idea de la construcción social de la realidad que enfatizaba el pensamiento postmoderno fue importante, según este la idea de una realidad objetiva era falsa pues toda realidad se pensaba era una construcción social, un acuerdo intersubjetivo basado en las practicas sociales, el relativismo y la incredulidad hacia cualquier visión del mundo eran aquí evidentes, se les llamaba despectivamente grandes relatos. Pasábamos largas horas discutiendo y analizando esta situación, aunque interesante en algunos aspectos el pensamiento postmoderno no me satisfacía realmente, porque ello significaría que las verdades trascendentales o espirituales no existen como tales sino solo como una construcción social lo cual no es posible, la filosofía perenne señala la existencia de verdades universales pero el pensamiento postmoderno las rechaza, sin embargo al hacerlo cae en una paradoja ya que si su declaración fuera cierta seria falsa, si las verdades universales no existen entonces tampoco el pensamiento postmoderno es cierto ya que su pretensión es ser una verdad universal, es decir se autorrefuta a si mismo porque la postmodernidad pretende ser valida universalmente, pretende que sus supuestos son validos y al mismo tiempo señala que nada es esencialmente verdadero por lo tanto se autoanula. Es realidad el ser humano no puede vivir sin visiones del mundo.


 

La indagación sobre la naturaleza de la realidad me llevo a indagar mas allá de la postmodernidad y la teoría social académica, ya que ninguno de estos desarrollos incluía el nivel espiritual o conocimiento no dual tan importante para mi, así empecé a redescubrir el mundo de los nuevos paradigmas del conocimiento que en esa fecha habían empezado a diseminarse en el ámbito mundial, tiempo atrás ya me había acercado a este problema desde la filosofía perenne, especialmente desde la tradición vedanta advaita de Sankara, el budismo zen y también desde la educación misma, ahora lo hacia desde la epistemología de los nuevos paradigmas del conocimiento y desde lo que se llamaba la nueva ciencia. En 1989 logre obtener por primera vez una visión educativa holista consistente, con características propias y originales no presentes en ninguna otra pedagogía, a esta nueva visión la denomine educación holista, en ese año establecí los principios y directrices generales que servirían de base para su desarrollo ulterior.


 

La experiencia de toluquilla me permitió poner en practica mi visión educativa, desarrollarla aun más y confirmar la centralidad de la espiritualidad en una verdadera educación integral. En 1989 mientras cursaba la maestría conoci a Francisco Moreno, un hombre extraordinario que era el profesor de metodología y coordinador académico de la maestría. Con Francisco nació una gran amistad y establecimos un dialogo muy significativo sobre la visión holista, Francisco era doctor en sociología por el Colegio de México y poseía un altísimo nivel académico, en realidad era un eminente sociólogo con una mentalidad abierta a considerar e indagar conocimiento nuevo, en el encontré a un gran amigo y a un interlocutor valido y capacitado con el que podía explorar la nueva vision, su rigor académico y científico y su larga experiencia como epistemologo matizaba, ubicaba y enriquecía mis discernimientos, teorías y modelos que estaba produciendo, pasábamos largas horas discutiendo sobre la vision integral que estaba construyendo así como la articulación de todo ello con la espiritualidad, me animaba a que continuara desarrollando mi pensamiento holista advirtiéndome que generalmente los nuevos paradigmas enfrentaban dura oposición por parte de los pensadores conservadores.

    

    En 1991 termine la maestría y mi modelo de educación holista ya estaba básicamente estructurado, los sucesos se dieron de una manera tan natural que de pronto ya estaba hablando en diversos foros sobre mis discernimientos que integraban un corazón espiritual en su relación con un nuevo entendimiento de la educación y del mundo, para mi este trabajo tenia básicamente un sentido espiritual, lo veía mas como una practica espiritual orientada a mejorar nuestras vidas y fortalecer una cultura de compasión y reconciliación con el objetivo de superar el sufrimiento humano, era la expresión madura de un sentido espiritual que desde niño me había acompañado de construir una enseñanza integral que permitiera al ser humano establecer orden en la propia conciencia, reconocer su verdadera identidad y ser feliz con la propia vida, ese era el objetivo básico y final de la visión holista que estaba surgiendo, apareció por primera vez la idea de una Fundacion que se encargara de diseminar la visión y publicar la obra que estaba empezando a escribir.


 

A principios de 1992 le presente a Francisco quien en esa época era el coordinador general de ciencias sociales de la Universidad de Guadalajara un proyecto para organizar una conferencia internacional, la idea era establecer un espacio mundial en donde pensadores de diversos países pudiéramos dialogar sobre la nueva visión holista del mundo y de la centralidad de la evolución de la conciencia espiritual en esta visión, inmediatamente se entusiasmo con el proyecto de la "I Conferencia Internacional" y me ofreció apoyo para realizarla. Con la ayuda de un grupo muy grande de amigos iniciamos los preparativos para organizarla fijando la fecha del evento para noviembre de 1993, el evento causo gran impacto y entusiasmo, pero también causo incomodidad, descalificación e incluso enojo entre académicos conductistas, materialistas y cientificistas de la Universidad de Guadalajara que pusieron el grito en el cielo cuando se enteraron de una visión que integraba la filosofía perenne con todos los demás campos de conocimiento, sin embargo los ponentes tenían credenciales académicas del mas alto nivel y procedían de prestigiosas universidades. El apoyo por un lado y la critica destructiva por el otro no se hicieron esperar, sin embargo logramos 150 asistentes muy entusiastas y se inicio el establecimiento de nuestra comunidad nacional e internacional.

    

    Con los resultados obtenidos en la primera conferencia de 1993 se dieron las condiciones para que vinieran de manera natural todas las demás conferencias, a través de ellas establecimos un dialogo mundial con gente de 22 países y diferentes culturas, desde Japón hasta México, también establecimos la Fundacion como la estructura formal que organizaría las cosas, el apoyo para realizar este trabajo fue muy difícil pero siempre llego, los grandes amigos, colaboradores y hasta benefactores siempre estuvieron presentes impulsando y promoviendo la nueva visión, obviamente esta historia no estaría completa sin la presencia de personajes negativos empeñados en difamar y dañar, pero fueron pocos y pronto se perdieron, porque aquello que brilla por luz propia nunca se puede apagar. Las conferencias anuales fueron muy provechosas en todos los sentidos porque siempre lo primero que se establecía era una base fraternal, lo más importante era celebrar nuestra amistad y la fraternidad humana, ni siquiera los diversos idiomas fueron una barrera para encontrarnos de corazón a corazón. Siempre he creído que el conocimiento solo es importante en la medida en que nos ayuda a ser mejores seres humanos, cuando se separa de este imperativo ético pierde todo su valor y puede llegar a convertirse en un obstáculo para nuestra propia iluminación, solo el conocimiento que nos hace madurar, ser mejores y más compasivos es genuinamente real. El ambiente de nuestras reuniones se caracterizo siempre por el respeto y la sencillez, el echo de que nadie tratara de impresionar a los demás o presumir de algo creaba una atmósfera permisiva y de confianza que revitalizaba nuestro Ser, en realidad el verdadero conocimiento integral que es sabiduría nos simplifica, nos hace sencillos, después de tantos años me di cuenta que ese fue el efecto que tuvo en mi, el discernimiento me simplifico, me quito carga, quedo espacio.


 

Alguien fundamental para que todo esto sucediera fue mi esposa Vicky, ya que ella fue el centro de organización de todo este movimiento, con gran devoción trabajo intensamente para que la nueva visión se extendiera ampliamente, siempre he dialogado mucho con ella sobre el sentido espiritual y mas profundo de nuestro trabajo y nuestro camino a la libración y me ha motivado siempre a escribir sobre educacion holista y filosofía perenne. La conocí un día de 1988, al verla y antes de hablar con ella supe que seria mi esposa, después se sorprendía cuando le contaba que yo recordaba que había sido mi esposa en reencarnaciones pasadas, aunque yo lo decía en serio ella lo tomaba como un dato curioso, simpático y con algo de misteriosa incredulidad, sin embargo parecía gustarle que se lo dijera y yo se lo repetía con gusto, los dos quedábamos contentos. Con ella he compartido mi vida y obra, nuestra relación esta basada en la vida espiritual y es fuente permanente e inagotable de inspiración para mi. En 1991 nació nuestro hijo Ramón y de alguna manera paso a formar parte de la comunidad ya que se crió en la atmósfera holista de la Fundacion, entre reuniones, conferencias, viajes y libros de filosofía perenne.


 

En 1994 organizamos la segunda conferencia internacional con una gran participación de 400 personas, habíamos hecho una amplia invitación nacional e internacional y los resultados fueron muy buenos. En ese año empecé a escribir mis primeros libros sobre educacion holista que unos años después empezarían a ser publicados y serian claves para diseminar la visión, cuando empecé a escribir era muy importante para mi hacerlo con un nuevo estilo, de una manera sencilla pero profunda, para todo publico, al margen del estilo académico rebuscado y árido que ya conocía pero que no me agradaba, quería escribir como una expresión de los discernimientos directos de mi vida interior espiritual, usando un lenguaje humano, estético y compasivo, un mensaje bien argumentado que llegara a los corazones de mis lectores. Escribir ha sido algo que me ha gustado mucho desde niño, y creo que lo haré durante toda mi vida.


 

Una noche de 1993 sucedió algo extraordinario, dormía y me desperté, me senté en la cama y mire el reloj iban a ser las doce de la noche, me llamo la atención una profunda calma y una gran paz en el ambiente, la habitación tenia una gran ventana desde la cual podía ver un enorme jardín y un gran árbol, me quede viendo como la luz de la luna hacia brillar las hojas del árbol, parecían vivas y me di cuenta que eran increíblemente bellas mas allá de lo que me hubiera imaginado o percatado anteriormente, al fondo de esta escena estaba el cielo tapizado de estrellas y esa noche su belleza apenas podía ser soportada, dentro de mi sentía una paz inmensa casi excesiva, el canto de los grillos era muy sutil y muy bajo como un susurro agradable al oído, me di cuenta que estaba percibiendo el mundo de una manera excepcional, todo esta vivo y parecía hablarme de su felicidad, un sentido de bienestar total me inundo. Sentado en la cama como había permanecido voltee con todo mi cuerpo a la izquierda y de repente allí estaba con toda su magnificencia, con toda su plenitud, con toda su gloria eso por lo que la humanidad ha pedido y llorado por miles de años, eso que los seres humanos han llamado dios. Al ver esa perfección sabia que era dios, mi ser lo reconoció de inmediato, ¿cómo lo supe? No lo sé, solo era una certeza absoluta, no había espacio para ninguna duda, era un conocimiento absoluto, total, certidumbre completa, yo estaba fascinado de esta experiencia directa con este absoluto inefable, la primer característica sobresaliente de lo divino si es que puedo usar esas limitadas palabras era perfección, perfección total, absoluta, era algo totalmente perfecto, era la perfección en si misma, una perfección inimaginable, una perfección completa que me dejaba maravillado, nunca antes me había encontrado con algo así, era difícil asimilar racionalmente este encuentro, era algo maravilloso, perfecto, mas allá de las posibilidades de cualquier descripción, pero discerní en ese momento que dios es ante todo perfección, luego todo lo demás; Amor ilimitado, amor pero en grado altísimo, bondad, compasión, ternura y más. Yo seguía percibiendo esta maravillosa base divina que se me presentaba directamente desde lo incondicionado, sin imágenes, sin símbolos, entonces me di cuenta que no tenia yo condicionamiento religiosos porque no se me presentaba a través de ninguna imagen religiosa, de ningún tipo de iglesia, en realidad ninguna iglesia o imagen religiosa o creencia religiosa tenia algo que ver con esta verdad espiritual absoluta, esto era real, era el echo verdadero, dios en si mismo, no ideas sobre dios, era una experiencia directa de la verdad divina, dios me abrazaba lejos, pero muy lejos de cualquier tipo de dogma religioso, me percate de que la experiencia de dios es totalmente y radicalmente diferente a cualquier culto, esa noche la divinidad se me presento y me mostró la verdad. Ante esta unidad divina vi que todo era perfecto, no existían problemas, ni ningún tipo de sufrimiento, de echo era difícil o imposible imaginar problemas, simplemente no existían, no podían existir en esta realidad esencial. Vi algo increíblemente maravilloso, no se como fue posible, pero vi que la esencia del ser humano es divina, que el ser genuino del humano y eso que llamamos dios son lo mismo, no hay dualidad, el Ser individual y el Ser universal divino son uno, no dos sino uno, comparten una identidad absoluta, al verlo puse mas atención y una ligera sonrisa de maravilla y alivio se reflejo en mi rostro, había buenas noticias, la naturaleza humana es divina, totalmente divina, pero también vi que el ser humano estaba dormido a esta verdad, el ser humano no veía ni se daba cuenta de su verdadera naturaleza, era como no darse cuenta de quien se es, el nivel de inconciencia era muy profundo, si despertara y se diera cuenta seria la iluminación inmediata y absoluta, en verdad el ser humano ya esta iluminado pero no lo reconoce. Algo que también vi y me llamo mucho la atención porque antes de esta experiencia no lo había considerado así, era que aun el cuerpo físico del ser humano era divino, la carne era sagrada y no solo el cuerpo sino también cada célula, en cada átomo del cuerpo estaba dios, lo vi en todo, a donde mirase allí estaba con su increíble perfección y absoluta felicidad, en la medida en que pude puse especial atención a esto porque me resulto una revelación muy importante, pensé entonces que todos los días vemos a dios pero no lo reconocemos. Después de esta experiencia directa e inmediata con la base divina que marco nuevamente mi vida y vi la perfección absoluta del Ser que habita en el interior de cada ser humano pensé ¿a quien debo decirle dios?, si dios esta en todo tal como me fue revelado, entonces dios es la totalidad de lo manifiesto e inmanifiesto. Esa experiencia fue transformadora porque e un encuentro directo, desde entonces me quede con una sensación y una visión nueva acerca de la vida y de quienes somos, algo de su perfume quedo para siempre en mi, una presencia de su gloria.


 

Se que algunos teólogos, sacerdotes y metafísicos, especialmente ligados a iglesias y que les gusta hablar de algo que no han vivido directamente podrán no estar de acuerdo conmigo y objetar mi discernimiento, pero nunca la discusión teórica, racional o metafísica podrá equipararse ni un ápice con una solo experiencia directa de lo divino, de ver al absoluto directamente, de un encuentro real con la base divina, cuando esto sucede todo lo demás queda como mera palabrería, meras discusiones intelectuales sin relación con el echo real. Desde niño tuve experiencias espirituales y también en mi adolescencia, pero nunca ninguna como aquella noche de 1993, esa noche conocí a dios no a través de libros o especulaciones teológicas sino directamente, sin intermediarios de ninguna clase, el Ser divino se me revelo en todo su esplendor, directamente y con una absoluta claridad y yo un ser humano como cualquier otro, sin ser sacerdote o miembro de alguna iglesia o seguir específicamente una religión recibí esta bendición, esta gracia, esta experiencia de bienaventuranza, lo divino se me presento como perfección inefable y me dio una buena noticia, dios es la verdadera identidad de cada ser humano y todos pueden despertar a esta verdad eterna e inmutable.